Cuando yo era muy pequeño, mi primo me hizo socio del Espanyol. Estoy hablando del equipo que entonces jugaba en Sarriá, el equipo de los Brigadas, el equipo que en casi todos sus partidos llenaba los estadios, aunque fueran en Segunda, como ocurrió a principio de los 90. Sarrià es un puñal clavado en las almas pericas cada vez que tienen que subir a Montjuic a ver un partido de su Espanyol, ya que ese estadio, casi nunca consigue que el aliento de la grada llegue al cesped.
Así las cosas, cuando el Espanyol se mudó dejé de ser socio. Pero este año, despues de que mi segundo equipo estuviera a escasos segundos de bajar a Segunda, decidí que había llegado el momento de volver a vestir una parte de mi corazón de blanquiazul.
El Espanyol, un equipo que vive instalado en la duda y el empate, recibía al SuperCampeón de Europa ( título que según Del Nido corona al mejor club del mundo). Desde el incio el estadio demostró que quería ganar este partido, y el Espanyol, un equipo que juega con el corazón en la mano, salió a ganar el partido. El ambiente, sin llegar a ser mágico, estuvo a la altura: presión al árbitro (que malo dios!!), intimidación al rival y aplausos a rabiar en cada buena acción. El Espanyol, al fin y al cabo, estaba dando un repaso al Sevilla. Llegaría el gol de Kanouté y con ello el descanso, fué entonces cuando un simpático socio, que lleva 50 años renovando su abono, me dijo: "mira, me voy a fumar un porro, porque se que este partido lo ganamos... si no os molesta el humo claro".
Y no me molestó, que va, mas bien creo que fué lo que acabó de empujarme a mi y mis compadres "pericos" para animar con mas fuerzas a un Espanyol que merecía el premio del gol. Tamudo
enloqueció a la grada con un golazo que si lo mete Ronaldinho sería portada hasta del Pronto. He de decir que me identifico con Tamudo, es el típico chico de ascendencia inmigrante que vino a Cataluña a vivir en una de estas sosas ciudades del cinturón industrial de BCN. Que se fume el chico tantos porros como quiera, él lo vale. Con el gol de Luis García el estadio ya se vino abajo por completo, la grada coreó a De la Peña, exigiendo su vuelta la selección. La tensión que se vivió hasta el final se hizo insoportable, pero el premio lo merecía, aunque dejábamos al Barça líder, el Espanyol completa un mes mágico.Y es que animar al Espanyol es distinto, cada gol es como ganar una Champions. Es la tensión de animar al débil que sabes que tendrá que hacer el doble para llevarse la mitad, como la selección mas o menos. Ojalá sigan así y este año se metan en Europa o, porque no, den la campanada en la UEFA. Sería una bonita manera de estrenar el estadio de Cornellà-El Prat, un enclave que puede volver a hacer del Espanyol un grande.